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TENGO LA FERRITINA ALTA. ¿QUE SIGNFICA?

La ferritina es una proteína especialmente abundante en el hígado, que tiene como misión la de “almacenar” el hierro.  Una pequeña cantidad de ferritina se halla circulante en el torrente circulatorio y constituye una medida indirecta del nivel de ferritina hepática. De todo ello se deduce que la ferritina circulante nos sirve para inferir la cantidad de hierro corporal y, por tanto, si éste está en déficit o en exceso.

Los niveles bajos de ferritina circulante nos ayudan enormemente al diagnóstico del déficit de hierro (ferropenia). Cuando una persona tiene anemia basta medir su nivel de ferritina para (si éste es bajo) poder diagnosticar si la enfermedad se debe a déficit de hierro. En este sentido, la medida de la ferritina circulante ha supuesto un tremendo avance para la medicina. Hasta aquí las buenas noticias, las malas noticias empiezan precisamente en la sobrecarga de hierro.

Como hemos comentado, la síntesis de ferritina se estimula con el incremento del hierro corporal, pero también se estimula en otras patologias, como el abuso de alcohol, la enfermedad hepática o la presencia de inflamación. De ello se deduce que el encontrar la ferritina alta en un paciente no es prueba suficiente de que éste sufra sobrecarga de hierro. El ascenso en el nivel de ferritina puede deberse también a otras causas. Por eso el paciente con ferritina alta consituye un reto diagnóstico para su médico.

Es frecuente hallar personas con niveles de ferritina altos. En un estudio realizado por nuestro equipo 5 de cada 100 hombres de más de 50 años en España tienen un nivel de ferritina superior a 500 microgramos/L (que es un nivel francamente alto). Algunos estudios realizados por nuestro equipo y otros demuestran que en la mayoría de esos casos, dicho nivel de ferritina no corresponde a una sobrecarga real y grave de hierro. Antes de pensar en sobrecarga de hierro, el médico que atiende a un paciente con ferritina alta debe sospechar antes otros diagnósticos.

Para el diagnóstico del paciente lo primero que debe realizarse es un índice de saturación de transferrina. Si éste parámetro es superior al 45% en dos ocasiones debe sospecharse la hemocromatosis hereditaria. Un test genético nos aclarará si realmente se trata de dicha enfermedad (las personas con hemocromatosis son homocigotas C282Y en un gen denominado HFE). En caso que la saturación sea inferior a 45% podremos excluir este diagnóstico y seguir con el estudio clínico del paciente.

Lo más frecuente es que el paciente sufra una condición que denominamos dismetabolismo. Se trata de un transtorno relacionado con el sobrepeso en el que coexisten alteraciones metabólicas como diabetes, elevación de grasas y/o colesterol en la sangre e hipertensión. La corrección de estas anormalidades metabólicas conduce a una moderación en los niveles de ferritina.

Otra causa de elevación de la ferritina es la enfermedad hepática o el abuso del alcohol. El médico debe asegurarse que el paciente no sufriera algún tipo de alteración hepática o exceso en el consulmo de alcohol que sean la causa de la elevación.

Todo tipo de enfermedad inflamatoria conlleva también la elevación de la ferritina. Algunas enfermedades reumatológicas o infecciosas pueden provocar el ascenso en la ferritina. Existen marcadores bioquímicos que informan sobre la inflamación presente en el organismo y que nos alertan acerca que la causa de la elevación sea ésta.

Algunos tipos de anemia (nivel bajo de glóbulos rojos) también se relacionan con la elevación de la ferritina. Todo paciente con un nivel alto de ferritina y anemia debe ser visitado por un hematólogo que establecerá hasta que punto los dos sucesos se hallan relacionados.

Existe un raro cuadro denominado síndrome de hiperferritinemia y cataratas que se caracteriza por niveles muy elevados de ferritina en personas con cataratas diagnosticadas en edad temprana. La presencia de cataratas precoces en una familia con niveles altos de ferritina debería poner sobre la pista de este transtorno.

Si el paciente no parece sufrir ninguno de los trastornos previamente expuestos es necesario realizar estudios encaminados a descartar la presencia de cáncer. El cáncer puede ser la causa de una elevación en la ferritina y por tanto también debe ser excluído.

Por último, si ninguno de estos diagnósticos parece corresponder al paciente, parece recomendable tomar una decisión que depende del nivel de ferritina sérica. Si ésta es inferior a 1000 microgr/L el seguimiento clínico parece la opción más recomendable. Sin embargo, si el nivel de ferritina es superior a 1000 microgr/L deberá realizarse una medida directa del hierro hepático. Nuestra recomendación es que se realice una resonancia magnética hepática si no está contraindicada, y en caso que ésta detecte un depósito hepático superior a 7 mg/g (125 micromol/g) deberá valorarse la realización de una biopsia hepática con cuantificación bioquímica del hierro.